miércoles, 3 de enero de 2007

El buen pastor niño

En el Evangelio de San Juan (10, 11-14) se compara al Cristo con el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas. Esta sería la posible base documental de este trabajo en el que Murillo emplea a sus protagonistas principales: los niños, bien se trate de niños de la calle -como en Dos niños comiendo melón y uvas - o celestiales como en este caso. El Niño Jesús se sitúa en un paisaje con una referencia arquitectónica al fondo, sentado sobre algunos restos clasicistas y dirigiendo su mirada al espectador. En la mano derecha lleva la vara del pastor y con la izquierda acaricia al cordero, quien también dirige la mirada hacia nosotros. La composición se estructura con una pirámide característica del Renacimiento mientras que la pierna y la vara se ubican en diagonal para reforzar el ritmo del conjunto. La atmósfera creada gracias a la iluminación y el colorido recuerdan a la escuela veneciana, aportando el maestro sevillano una idealización de las figuras que no aparecen en sus escenas costumbristas.

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